©Tristán Pérez-Martín

¡AY! ¡YA! es una ilusión que nos lleva a percibir la realidad de diferentes formas sugeridas por la imaginación o causadas por el engaño del sentido de la vista. Un efecto que pone de manifiesto que nuestros ojos no son cámaras de vídeo que graban todo lo que ocurre, sino que nuestro cerebro interpreta y reelabora la información que nos proporcionan nuestros sentidos.

¡AY! ¡YA! es un ejercicio sobre la mirada. Esa ilusión que se produce cuando la imagen que tenemos ante nosotros se transforma en otra, se multiplica o toma formas imposibles. Cuerpos con varias extremidades, incompletos, transformables y moldeables. Una pieza de danza performativa pensada para todos los públicos ¡y por qué no!

Idea: Macarena Recuerda Shepherd.

Interpretación: Sofía Asencio y Macarena Recuerda.

Creación: Idurre Azkue, Sofía Asencio, Alberto de la Hoz y Macarena Recuerda Shepherd.

Banda sonora: Alberto de la Hoz.

Vestuario: H-intercalada.

Iluminación: Conrado Parodi.

Ilustración: Josunene.

Fotografías: Tristán Pérez-Martín.

Una producción del Antic Teatre.

Colabora: Gobierno Vasco, Festival Grec y  Festival BAD, El Graner, Sala Baratza, La Fundición Bilbao e Histeriak.


Proyecto beneficiario del Proyecto de cooperación transfronteriza PYRENART, dentro del marco del programa Interreg V-A España-Francia-Andorra POCTEFA 2014-2020 – Fondos Europeo de Desarrollo Regional (FEDER)

©Jordi Valdivieso

©Jordi Valdivieso

Críticas

¡AY! ¡YA! de Macarena Recuerda Shepherd

Toni Rumbau. 6 Mayo 2019

Impresionó al público de la Fira la producción del Antic Teatre, interpretada por Macarena Recuerda Shepherd (autora también de la pieza) e Idurre Azkue, en la que el público se ve confrontado a un constante ejercicio de percepción doble y ambiguo.

Es fácil decir, pero conseguir esta dualidad de perspectivas es uno de los retos que el buen teatro de títeres siempre busca, no de una manera expresa (esto ha ocurrido en contadas excepciones) pero sí inconscientemente, en ser una de las cualidades propias del lenguaje de los objetos y las formas animadas: ser y no ser, vida y muerte, apariencia y realidad.

Las personas somos y no somos los que somos, la apariencia engaña y en la primera visión de una cosa siempre se esconde de otra. En este caso las dos intérpretes de ¡AY! ¡YA! buscan este efecto en el enredo del encuentro entre dos cuerpos, los suyos, capaces de crear formas diversas que rompen los moldes automáticos de nuestra percepción. Pero lo más extraordinario del trabajo es que lo hacen sin artificios, a la ‘vista del público’, sin esconder aquello que hacen, es decir, desde la más absoluta auto-conciencia, tanto la propia como la de los espectadores a quienes se les engaña sin engañarlos, a fin y efecto de que sean capaces de captar el propio fenómeno de la su percepción.

Para conseguir esta auto-conciencia de la visión, cabe crear formas ambiguas, jugar al trampantojo en la fusión de los cuerpos, en los movimientos de aquello que se ve. Y hacerlo con naturalidad, sin entrar en forzados códigos teatrales, con la mirada inteligente de quien actúa directamente delante del público, sin ayuda de ninguna palabra, desde el silencio, a veces con una determinada sonoridad que se corta tan bruscamente como ha arrancado.

El efecto es brutal, directo y automático y si hay resistencia de los espectadores, se trata de la natural resistencia que tenemos las personas a dejarnos ver las cosas tal y como las queremos ver, es decir, sin renunciar a nuestros prejuicios y estereotipos.

La actuación de Macarena Recuerda e Idurre Azkue fue como un estallido de clarividencia, como si a los espectadores de la Fira les hubiesen quitado de golpe el velo que nada mas deja ver títeres y cosas ya vistas ¿Qué se esconde detrás de la cara visible de la percepción? ¿Somos capaces de ver dos cosas la mismo tiempo y mantener la atención en la propia ambigüedad de la percepción?

Dramaturgias. La gimnasia de la mirada en ¡Ay! ¡Ya! de Macarena Recuerda

Alfonso Becerra. 29 Septiembre 2019

¡Ay! ¡Ya! es una delicia de espectáculo de la Cía. Macarena Recuerda Shepherd (País Vasco), actuada por la propia Macarena e por Idurre Azkue, presentada, como ya he anotado, en la Sala Ártika de Vigo los días 20, 21 y 22 de septiembre de 2019.

El juego de composición con los cuerpos y el vestuario, chaquetas con capucha y pantalones rojos de chandal, y unas mallas blancas en las que van enfundadas, son los elementos principales, también algunas sillas, una mesa, algún globo.

La combinación de los cuerpos y el juego con los colores del vestuario, les sirve para crear efectos ópticos fascinantes. Por ejemplo, alargar las dimensiones del cuerpo humano o empequeñecerlo, crear personajes surreales que parecen figuras de una instalación plástica o esculturas de un museo de arte contemporáneo.

Y lo más estupendo de todo es la actitud de las actrices, su estar en escena, manteniendo el tiempo necesario las posiciones en las que se crea el efecto ilusionista, mirándonos directamente con complicidad y gracia. Haciendo evolucionar la imagen hasta formas insospechadas o situaciones muy divertidas. Así como las secuencias de transición o preparación de las figuras, en una ágil ejecución laboral, sin ostentaciones ni ruidos, dentro de una economía y una limpieza de movimientos que permite una contemplación muy agradable y fácil.

También resulta muy curiosa la relación ambigua, muy sutil, que se puede generar en algunos momentos, entre las dos mujeres, según las posturas de los cuerpos y las figuras a las que dan lugar. Ese fluctuar casi por el circo, unas veces, y en otras ir hacia la instalación plástica de un museo, o acercarse al teatro físico, o  al género de la performance.

¡Ay! ¡Ya! es un ejercicio de gimnasia divertida para nuestras miradas. Una risa y una contemplación que nos sacan de los lugares habituales y nos conectan con otros extra-cotidianos. ¡Y cómo se agradece poder salir, de vez en cuando, de esos lugares habituales! ¡Y cómo se agradece que el engaño de la mirada sea para disfrute y no para complicarnos la vida!

 

“¡AY! ¡YA!” de Macarena Recuerda Shepherd de La Casa Encendida

Adolfo Simón

¡AY! ¡YA! es un ejercicio sobre la mirada. Esa ilusión que se produce cuando la imagen que tenemos ante nosotros se transforma en otra, se multiplica o toma formas imposibles. Cuerpos con varias extremidades, incompletos, transformables y moldeables. Hay que agradecer el sentido del humor y la sencillez con la que aborda la artista esta propuesta que está a medio camino entre lo coreográfico y el gag. Durante cerca de una hora, nos sorprenden en escena con cada composición o descomposición corporal de las dos performers. Una pieza contemporánea que por momentos remite al clasicismo en determinadas pinturas de otro tiempo.

Cuerpo imposible, realidad y utopía

Sara Manubens. 17 Febrero 2021

«Perspective might prove to be useful as a key after all, namely in understanding how our senses are cultured to perceive certain privileged modes of representation as more natural, real, objective, or convincing than others, and to relate these effects to the discourses which mediate in what we think we see».
(Maikee Bleeker, 2008, p.13)

 

Macarena Recuerda Sheperd es artista visual y bailarina sevillana afincada en el País Vasco. Macarena Recuerda Sheperd es también el pseudónimo de Lídia Zoido. Macarena Recuerda es una maestra del engaño. El ilusionismo escénico funciona como bisagra entre los diferentes trabajos de la artista, que se pregunta recurrentemente sobre la relación entre imagen y referente para terminar desbordando al espectador. Este ilusionismo escénico (operación tan redundante que terminaría por entrar en el campo de lo real) ya era motor en THAT’S THE STORY OF MY LIFE (2010) o GREENWICH ART SHOW (2012). Ambos proyectos estrechamente vinculados a los universos de la imagen, otorgan al espectador un papel decisivo en la construcción de los espacios y tiempos escénicos así como en la elaboración de significados. Macarena Recuerda habita ese espacio entre lo que se ve y lo que se fabrica para ver, esencia tanto del teatro como del pensamiento simbólico, abriendo quizás un nuevo campo de posibilidades para la imagen y la figura. El epígrafe ¡AY! ¡YA! es un juego de palabras en espejo, onomatopeyas convertidas en adverbios, grandes cambios de significado para una mínima manipulación. Pero también son dos voces que al ponerlas juntas, producen una fisura en el imaginario. Es en esta grieta donde cabe el cuerpo del espectador/lector, un agente activo según Macarena Recuerda y que participa del acto performativo juntando las puntas de esta grieta o por el contrario, separando y alejando más si cabe cualquier posibilidad de sentido entre lo real y lo imaginario.

Dos mujeres en escena con doble vestuario, una tela negra y una mesa juegan a los cuerpos imposibles. Uno de los cuerpos dibuja un ojo en su mano. Con la misma mano tapa su ojo de verdad y observa, a medias, otro cuerpo doblegado que finge estar derecho. Estos espejismos circulan en escena de forma ininterrumpida, en una secuencia de doce poemas visuales que retan las lógicas de la mirada y del sentido. Esta es una pieza que de verla con un ojo de mentira, la divisaríamos mejor. Tradicionalmente la perspectiva busca engañar al ojo humano a través de una representación que es más verdadera cuanto mayor es su mentira (una de las operaciones más perversas de la Edad Moderna). La galería inferior del Palazzo Ducale de Venecia, por ejemplo, presenta variaciones en el grosor de las columnas controlando así la mirada del espectador (desde un punto de vista único, como en el teatro) y propone la ilusión de una arquitectura ordenada. Este dominio de la razón en lo puramente perceptivo se desactiva aquí a través de unos cuerpos transversales, que orientan y desorientan la misma imagen que fabrican. Esta perspectiva no-lineal ya no promete la representación de lo real, sino que abraza la deformación como principio regulador de la imagen. La diferencia entre la columnata veneciana distorsionada y el cuerpo que se transfigura en escena es que la primera intenta por todos los medios ordenar el mundo para entenderlo mejor, mientras que la segunda lo emborrona y lo imposibilita porque quizás, ya hemos agotado cualquier posibilidad de ubicación.

El cuerpo imposible tiene la obligación moral de poder convertirse, en cualquier momento, en un cuerpo posible. Son los cuerpos que fabrican y de-construyen su propia imagen los que permiten el ejercicio de la ilusión, puesto que no podemos ilusionarnos por algo que ya tenemos. Así que durante unos segundos estos cuerpos imposibles formarán parte de lo real, una incredulidad radical y urgente. Así lo presenta Macarena Recuerda que habita el espacio de construcción y destrucción de la imagen, poniendo en evidencia el dispositivo que baila entre dos cuerpos, el que ejecuta en escena y el que se manifiesta en el imaginario del espectador. Es en ese ir y venir donde aparecen pequeñas unidades de sentido, como aquellas cortinas que alguna vez pintara el griego Parrasi y que engañaron a Zeuxis al intentar correrlas. Esta relación ficticia con el objeto-cuerpo propone una mentira que se vuelve verdad, y un observador/lector que asume esa ficción como parte de su identidad. ¡AY! ¡YA! circula alrededor del trompe l’oeil convirtiendo lo ficticio en un ejercicio de ultra-realidad, ya que no hay nada más verdadero que la mentira en un teatro.

Es en esta emancipación de la imagen, cuando lo que vemos cobra un nuevo sentido, donde identificamos al referente o más aún, donde lo creamos junto al cuerpo de la artista en escena. No es al referente al que vemos sino al cuerpo vivo, invirtiendo si acaso la lógica de la figura. Si la figura usa al referente como legitimador de la imagen del cuerpo (lo que representas es más importante que tú), encontramos aquí una figura que invoca a un referente movedizo, en construcción y a veces ilegible: emborronando al referente consigo que la imagen se vea mejor.   Macarena Recuerda habla de un intercambio entre imagen concreta que se produce en escena e imaginario abstracto que se manifiesta en el espectador, un camino de ida y vuelta interminable que reta las lógicas del consumo de la imagen. Si la cultura visual de masas se preocupa por producir formas de control en el pensamiento (incluso desde el mismo medio como apuntaría McLuhan), la forma de desactivar este control es dejando al referente en estado de suspensión. Como apunta Hans Belting (2001) ‘El imaginario de una sociedad se forma en la simbiosis entre los mitos oficiales y los sueños privados. Nos entrena para simbolizar el mundo en imágenes comunes’. Macarena Recuerda desactiva a través de su práctica artística estos ‘mitos oficiales’ del imaginario para construir un nuevo plano de relación con nuestras imágenes.

No se trata de perder al referente en pos de una nueva hiperrealidad (Baudrillard, 1978) sino de controlar un referente abstracto a través de un pensamiento simbólico y crítico. Lejos de los miedos dominados por el Apocalipsis que alertaron a los hombres del siglo pasado, pensemos en una oportunidad para agrietar más el mundo y la imagen que manifestamos en él.

Funciones

©Josunene